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Miguel Vallenilla – La señora Rosa Morales siempre ha estado presente en la vida de Alejandro Guerra, principalmente como madre, y posteriormente como una hincha fiel desde las gradas donde juegue su hijo. Ella vive con mucha alegría y nerviosismo, lo que será la definición de la Copa Libertadores 2016. Pero para llegar a este punto, el camino ha sido largo, lleno de muchas adversidades, pero que hicieron de Alejandro y a su familia, mucho más fuertes.
“Me siento muy emocionada. La emoción no tiene explicación. Cuando vivimos algo como esto, es inexplicable hacer saber cómo uno se siente”, expresó Rosa quien agrega sentirse “con mucho orgullo por mi hijo ya que hemos pasado por muchas cosas y lo hemos superado. El esfuerzo de él siempre se ha visto en la cancha, con buenos frutos gracias a la dedicación y constancia”. Para ella, Alejandro “ha luchado cada día por ser mejor, brindar lo mejor de él para un equipo y a la fanaticada. Siempre tomando en cuenta a su familia que es lo que lo impulsa seguir adelante”.
Sin duda alguna para la señora Morales Chacón, el plano familiar ha sido muy significativo, sobretodo para su hijo. “Siempre su familia ha sido prioridad, es muy familiar, y es lo que más me enorgullece de él. Yo estoy muy orgullosa. Tal vez pude haberle dado más pero me siento muy orgullosa de tener un hijo como él, porque es un gran hombre, un gran jugador, un gran padre, un gran hijo, no es porque sea mi hijo, pero es un hombre que tiene algo que lo hace diferente, tiene una humildad muy grande, y eso lo hace muy grande a él”, comentó con mucho sentimiento y satisfacción.
Para ellos, que Alejandro esté disputando la Final de la Copa Libertadores es el fruto “de tanto esfuerzo, disciplina y trabajo. Un sueño que se logra con esfuerzo, trabajo y dedicación”. El camino comenzó cuando Guerra tenía seis años y practicaba para el Calasanz y de delantero. Su hermano Armando lo inspiró a practicar este deporte, y fue en la Sub-17 del Caracas FC donde comenzaría su etapa formal y donde se daría cuenta de que podía vivir del fútbol.
Con los Rojos del Ávila viviría importantes momentos, y la mayoría de los títulos profesionales que ostenta el “Lobo” en su vitrina. Las gradas del Brígido Iriarte tendrían muchas pancartas de los fanáticos capitalinos, pero también una de su madre. “Un día en un Mundialito, todos estábamos reunidos en casa pensando qué podíamos hacer para apoyarlo, entonces le hicimos una pancarta y nació la idea del “Lobo”. Yo ofrecí el mantel que tenía mi mesa, que era blanco, y ahí hicimos la primera pancarta. Lo pinté junto a sus amigos, lo llevamos casi fresco al juego, y ahí fue donde nació futbolísticamente “El Lobo” Guerra” cuenta la señora, que continuó esta forma de apoyar por mucho tiempo.
En la institución “Roja” es donde Alejandro también comienza a saber la magnitud de lo que es una Copa Libertadores. “Desde que comenzó a jugar fútbol, empezó a soñar viendo a sus ídolos, los de La Vinotinto. Y empezó a hablar de la Copa Libertadores cuando comenzó a jugar en el Caracas FC”. Alejandro acumularía grandes experiencias, como su gol contra Liga de Quito y eliminar a River Plate (2007), incluso disputar los cuartos de final en una estupenda edición en el 2009. Ahora los sueños han llegado a instancias más determinantes. “Pensar en llegar a la final fue gracias a la constancia y disciplina. Jugarlo ahora es una realidad, y esperemos que puedan quedar campeones”, cuenta su madre.
El “Lobo”, un apodo que nació de sus amigos de la infancia por ser Alejandro muy velludo, ha marcado su historia que hoy lo tiene en Colombia como un referente. “Todo el mundo sabe que el “Lobo” Guerra es un ídolo en Medellín, y eso nos hace sentir muy orgullosos de él”, comenta la señora Rosa, que nos recuerda que “el papel de una madre para un jugador es simplemente ser la madre que apoya, para que el hijo siga adelante. Brindándole respeto y confianza por lo que quiere”.
Hoy todos alentamos a Alejandro para su mejor rendimiento en este momento tan histórico para él y el fútbol venezolano. Un lugar al que solo han podido llegar dos venezolanos (anteriormente Rafael Dudamel en 1999) en 56 años de Libertadores, y donde luchará por alzar la tan anhelada Copa. “Esperemos con el favor de Dios y para bien y que le pueda dar una satisfacción a Venezuela que pasa por momentos críticos, y a todos los que sienten admiración por él. Es el orgullo de todos nosotros”, finalizó una madre feliz porque alentará a su hijo la noche del miércoles en las gradas del Atanasio Girardot.
