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Ni en Barinas Noel tuvo suerte

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Mariann García – La noche volvió a caer para Noel Sanvicente, el punto que sacaron en Lima no valió de nada después del 1-4 que Chile colocó en Barinas. Los doblete de Pinilla y Vidal dejaron en el foso de la clasificación a Venezuela.

Un estadio con veinticinco mil almas acompañó a la Vinotinto. Desde temprano la música llanera y las camisas de la selección estuvieron presentes para apoyar a los suyos. El Gloria al Bravo Pueblo fue coreado por todos y en algún momento se soñaba con el triunfo.

Después de 20 años, nuevamente en ‘La Carolina’, los criollos comenzaron ganando en el minuto 9 cuando Rómulo Otero cobró un tiro libre que dejó a todos anonadados por el efecto que hizo la esférica para entrar en el arco de Herrera. Ese 1-0 se celebró como un triunfo asegurado, aunque todos sabían que la Roja podía dar una estocada en cualquier momento.

Las malas noticias empezaron a aparecer en el 23 cuando Arquímedes Figuera salió lesionado. Sanvicente tuvo que hacer su primer cambio y le dio ingreso a Luis Manuel Seijas. Esta decisión dejaba solo a Tomás Rincón para recuperar. Díez minutos más tarde cayó el de la igualdad después de un tiro de esquina. La defensa no se movió y como lo asumió el propio Oswaldo Vizcarrondo, la culpa recae en él por dejar que Pinilla cabeceara con libertad al arco de Contreras.

Con un 1-1 se fueron a los camerinos. La orden era defender su casa, pero eso no pasó. Por el contrario, en el 52 Luis Manuel Seijas regaló un balón a Jean Beausejour, quien centró para que Mauricio Pinilla finalizara la jugada y pusiera el 1-2. Más allá de un gol, el error funcionó como un balde de agua fría que los dejó desconcertados totalmente.

La lluvia de impresiones eran constantes. Aunque el árbitro también ayudó con su falta de decisiones. Vidal hizo una y otra vez faltas, jamás salió amonestado, sólo se llevó los gritos del público: «borracho, borracho». Cosa que ni le afectó, sólo se encargó de anotar el tercero al minuto 72 y hacer gestos hacia la tribuna.

El baile al son de los chilenos, para donde quisieron mover el balón lo hacían sin ninguna interrupción. Los cambios de Peñaranda y Blanco no sirvieron de nada, ninguno pudo crear una ocasión y todos bajaron los brazos. En ese instante todo estaba perdido, la goleada era un hecho y los fanáticos lo sabían, por eso decidieron abandonar las instalaciones del estadio. Ellos no se imaginaron que después de los noventa minutos el mismo que le gritaron «borracho» anotaría el 1-4.

De 18 unidades los de Sanvicente sólo han podido sumar uno. Se mantienen de últimos y ya Rusia 2018 no se percibe ni como un sueño.

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