Miguel Vallenilla – La vida transcurre en base a decisiones, y para un futbolista estas aparecen desde muy joven. Soñar con el fútbol no necesariamente conlleve a alcanzar el profesionalismo, pero son muchos los que se sacrifican para tratar de cumplirlos.
El apellido Páez es posiblemente sinónimo de fútbol entre los conocedores del balompié nacional, y este “árbol genealógico” tiene a uno de sus representantes ante una de las decisiones más difíciles tomadas en los últimos días: Ricardo David Páez se retira.
Aguantó los gritos menos nobles que se recuerden en la historia del fútbol local. Las gradas se pusieron en su contra, y no pudo volver a La Vinotinto una vez finalizó el ciclo de su padre, Richard Páez. Pese al buen rendimiento que tenía el camiseta once en aquellos días, César Farías no le concedió oportunidades.
Hoy el mediocampista de 35 años de edad disfruta sus últimos encuentros como jugador activo, y en su mente los mayores recuerdos de una carrera que ha vivido de todo. Con una sonrisa en su rostro, recorre cada extremo de las canchas buscando conceder un pase mágico a sus compañeros que hoy disputan el sueño de coronarse. Ricardo David ha transitado el antes y después del fútbol venezolano. Lloró, soñó, creyó, luchó y confió, y hoy busca seguir entregando sus aprendizajes a un deporte en el que buscará nuevos sueños, y esta vez desde el banquillo.
Posee un dolor que difícilmente podrá olvidar. Las acusaciones de los aficionados, y hasta sectores de la prensa, fueron muy profundas, y considera que en uno de sus mejores momentos y con posibilidades de ir al Mundial 2010, se vieron cortadas. No espera homenajes, el tiempo cure las heridas, y resurgen los éxitos alcanzados en toda una carrera.
Con una familia formada, el respaldo de su gente, y soñar como en los viejos tiempos, Ricardo David asume nuevos retos, y los comparte con Grada Digital.
– ¿Qué diferencia hay de aquel jugador que soñaba con ser profesional, a este que asume la decisión de retirarse?
– Empezando me quería comer el mundo, y ahora uno lo disfruta de otra manera. Viendo una carrera que está quedando atrás. Tenía esa ambición de querer conseguir cosas, de cambiar el fútbol venezolano. Cuando yo empecé en el año 96-97, nuestro fútbol tenía muchas cosas por conseguir. No teníamos casi nada a qué aferrarnos. Siento que algo le dejé.
– Ser hijo de un futbolista debe influir en la mentalidad de un niño que también disfrutaba de las actuaciones de su padre
– Siempre me dio consejo como padre, como técnico, pero nunca me obligó a ser futbolista. Me dejó solo muchas veces, sabía que no hay que obligar a las personas porque es una profesión sacrificada, y debía aprender a sobrevivir en este mundo.
– Y una vez culminado la carrera de futbolista, las aspiraciones apuntan a ser estratega
– Tantas experiencias que tuve, por ser un trotamundos como me llaman, me da la posibilidad de ver el fútbol como lo veo. Uno tiene que seguir actualizándose, pero ya he visto tantas cosas en tantos lugares, que algo me sorprenda es muy difícil. Más que negativo es positivo, ya que tengo una visión muy amplia, vividos en equipos grandes y pequeños.
– Ya luego de siete años, aquellos momentos terribles que vivió con las acusaciones de los aficionados y sectores de la prensa ¿Lo ha podido perdonar?
– Siempre lo superé porque me puse nuevos proyectos en la vida. Pero es un dolor que me queda para toda la vida. La mejor eliminatoria, estábamos quintos, yo con 28 años en un momento excelente de mi carrera, tuve toda la gente en contra. El día que me quieran hacer un homenaje no lo voy a aceptar, porque me lo tenían que haber hecho cuando jugaba. Siempre he sido franco para decir las cosas.
– ¿Poder ser director técnico será una oportunidad para demostrar otra manera para aportar?
– La vida te da nuevas posibilidades, y ser técnico podría darme la oportunidad de volver a disfrutar esos años que no pude vistiendo la camiseta de la selección, porque tuve que salir muy temprano. Ahí quedaron mis números, y después de siete años, creo que soy uno de los que más he ganado. No importa los partidos jugados, sino los ganados, y ahí está mi nombre muy cerca de Juan (Arango).
– Su padre, quien también vivió aquel mal momento, expresó que el tiempo limó perezas, que con el tiempo la gente fue reconociendo su aporte y trabajo
– No le guardo rencor a la gente porque yo entendí eso también. Es muy difícil asimilar tantas victorias después de tantas derrotas. Crecimos de una manera muy rápida, y no sabíamos lo que teníamos y no supimos digerir. La gente sabe que todo forma parte de un crecimiento, que el objetivo es ir al Mundial, de tener jugadores que nos representen de manera digna.
– ¿Cuándo cambió la mentalidad del jugador para comenzar a creer?
– Soy un convencido de que Venezuela después de esa primera eliminatoria para Corea y Japón, que nosotros levantamos en la última fecha, y que aunado a la eliminatoria para Alemania 2006, era una realidad ir al Mundial. No era utopía, no vendíamos mentira a la gente.
– ¿Y qué ha faltado para cumplir el sueño?
– No lo hemos logrado porque competimos con otras selecciones que también se preparan para eso, pero estamos cerca, y en poco tiempo, si se toman las decisiones correctas y los técnicos que vengan se saben adaptar al estilo y pensamiento del jugador venezolano, creo que no hay ninguna excusa para ir al Mundial, en el próximo o en el de arriba.
– Decidir retirarse debe ser muy complejo. ¿Con quién lo decidió?
– Fue una decisión interna, algo que nace de adentro. Con mi familia, mi esposa, mis hijas, papá y mamá, los más cercanos, y luego con la familia grande. Es una decisión que da nostalgia porque hoy todavía siento que me queda mucho por dar en el fútbol dentro de la cancha, pero creo que es la mejor decisión que estoy tomando. Quiero ayudar al fútbol venezolano desde otro punto.
– Entonces tiene nuevamente ganas de comerse al mundo
– Tengo metas y objetivos que quiero cumplir como cuando empecé como jugador. Como te comenté, tenía mucha ambición, y ahora pueda que lo tenga más como técnico que cuando jugador. El fútbol lo llevo en la sangre desde que tengo uso de razón. El moverse dentro de la cancha es lo que a uno lo llena, los sacrificios.
– ¿Cómo será Ricardo David de técnico?
– Es una filosofía de vida que se amolda con los años. Uno con los años se adapta, se tiene una madures diferente, y creo que seré un técnico que querrá ganar, conseguir títulos, que quiere ser ganador. Con mi papá hablaba que mi mayor deseo es que quería formar valores, que no todo quede en la cancha, sino que los jugadores sean para la sociedad positivos.
– Si pudieras elegir un año en particular, ¿Con cuál te quedas?
– Mi carrera fue muy dilatada. Es muy difícil elegir un año. En el 2000 con Estudiantes de Mérida fue un año donde hice muchas cosas importantes, después con Táchira también, y afuera cuando estuve en San Luis de México que logré quedar Campeón, y luego en América de Cali que estuvimos de primero y al final perdimos por un punto la final, y en Grecia ese año para mí fue muy bueno.
– ¿Y Mineros? Este año debe ser uno de los que más recordarás
– Y este año en Mineros si se da la estrella, creo que lo voy a disfrutar. Cuando me retire y pasen los años seguramente me voy a acordar del último año, que tuvimos un gran equipo y que yo con 35 años pude mantenerme físicamente y técnicamente a la par de grandes jugadores que tengo al lado.
Con el saludo de sus amigos, el reconocimiento de seguidores que lo alientan a que no cuelgue los botines, se retiró Ricardo David Páez, decidido a seguir soñando, continuar superándose, y seguir creyendo.