Miguel Vallenilla – La noche terminaba, y la ciudad de Barinas se preparaba para concluirla con la alegría de haber visto triunfar a su equipo nuevamente en un encuentro de Copa Libertadores. De las gradas retumbaba la ovación a Pedro Ramírez, otras más a Juan Falcón, y el ya tradicional gesto de agradecimiento a Noel Sanvicente, quien de manera rápida y merecida ha sabido ganarse el aprecio de un pueblo que logró cumplir un sueño de bordar la estrella en su escudo, hace casi ya un año.
No están clasificados, al menos todavía, pero son héroes. El color blanco y negro del equipo, ya recorre Sudamérica con la elegancia del flux que cada jugador quiso adueñarse. Los aplausos en los rincones del Estadio La Carolina no son por el triunfo, son para agradecer el compromiso que han adquirido los integrantes de un equipo que ha representado con nobleza, grandeza y espíritu de juego a su pueblo. Las victorias se han convertido en un ingrediente fruto del trabajo sin descanso.
Pasada la noche, los héroes se reúnen para descansar tras la jornada, mientras que Noel Sanvicente todavía tiene trabajo que cumplir. El estratega debe responder al llamado de su familia que lo requería para una tarea igual de importante como el que asume desde el banquillo. Una rana obstaculizaba la casa del hombre seis veces campeón de Venezuela. Posiblemente, la rana, como buen llanero, quería conocer al artífice de los logros del Zamora. Posteriormente el entrenador lo alejó, su familia pudo ingresar a su hogar, y el técnico siguió camino al hotel donde lo esperaban sus jugadores. Para ser héroe, hay muchas maneras.
– ¿Se siente satisfecho por el triunfo y la posibilidad de la clasificación?
– Lo bonito de todo esto es que tenemos la posibilidad, que dependemos de nosotros. Sabemos que será difícil, pero desde que caímos en el grupo ya era difícil. Poco a poco la madurez de muchos muchachos se ha fortalecido. A veces jugamos mal, regular, por momentos jugamos bien, pero siempre con las mismas ganas. Hasta la última fecha dependemos de nosotros.
El fútbol venezolano tiene muchas curiosidades: campos en pésimos estados, gradas donde los espectadores pueden ingresar con sus bicicletas, perros adormecidos por el peso del calor, o una caja de cerveza que deambula en alguna esquina. Uniformes en mal estado, falta de seguridad en cada campo, entre otras más, muchísimas más falencias que se podrían resumir en varios tomos. Contra toda adversidad, en un fútbol carente de buen gusto y voluntades, el grupo que compone al Zamora FC trata de remar, trata de no amilanarse ante las grandes competencias, no temerle a la magnitud de las dimensiones. No son los más ricos, no tienen a los jugadores más requeridos del torneo, son de poca prensa, nunca son candidatos.
– ¿Qué tiene este grupo que lo hace especial?
– Cuando uno está en un equipo es hacer grupo, de que ellos hagan las cosas por mejorar. Cuando le vas cambiando la mentalidad al jugador, ellos se creen más profesional. La iniciativa de la ropa hace que los directivos vean que ellos no solamente piensan en el equipo, y que también lo hacen los jugadores, profesionalismo desde la vestimenta hasta el juego en la misma cancha. Un jugador que se cuida, que es dependiente, que se puede ir al quiropedista para mantener en buen estado sus pies porque sabe que depende de sus piernas, son cositas que uno lo ve y sabe que el grupo cada vez quiere más, que ha mejorado y la palabra profesional ha estado cerca.
Estas enseñanzas que el entrenador le ha sabido transmitir a sus jugadores, sin duda han podido ser captadas. Luego de dos derrotas, hoy, a falta de un juego, son segundos. Sanvicente sabe bien lo que es la Copa Libertadores, lo vivió con el Caracas FC, siendo su etapa más exitosa en el año 2009, cuando hizo enamorar a un público con la idea de que ser campeón no era utópico. Además, se encargó de construir un proyecto que hoy nutre al equipo.
– ¿Está disfrutando esta Copa Libertadores?
– Siempre la disfruto. Con el Caracas hay cosas importantes. Recuerdo todavía aquel cabezazo entre Barone y Castellín para poder pasar. El partido de Santos… Zamora es un grupo que se ha construido de la noche a la mañana, muchachos que se han comprometidos con la institución, y que están convencidos de que pueden ir al exterior. Siempre te dicen “profe deme más que me quiero ir”, entonces se ve el crecimiento, y por eso es que uno está tan enamorado de este grupo.
– ¿Y qué hay de aquel Caracas?
– Caracas era Caracas. Muchísimos jugadores debutaron conmigo, después fueron campeones en la Sub 18, Sub 20, Segunda y Primera. Luego quisieron darle otro matiz al Caracas, de que era campeón con puras figuras, pero esas figuras se hicieron conmigo. Una vez salieron hasta catorce jugadores y también fuimos campeones. Cuando hay personas malintencionadas, la gente que no sabe la historia simplemente se la compran, pero son cosas del pasado. Hoy en Zamora ni somos los mejores cuando ganamos, ni somos los peores cuando perdemos.
Barinas posee una cancha llamada “Tavacare”. Era monte, estaba descuidado, y nadie pensaba en darle una mirada. Cuando Sanvicente asumió la dirección técnica del club, enseguida recorrió los espacios donde un balón de fútbol tuviera la posibilidad de rodar. “Tavacare” parecía una joya en bruto, así que Noel debió sacar los burros que convivían en este espacio, cortó monte, sacó piedras que estorbaban, y hoy en día las divisiones inferiores hacen vida allí. Un claro ejemplo es John Murillo, jugador de apenas 18 años de edad que se preparó en estas instalaciones a cinco horas de distancia de su humilde hogar. El jugador vino con sueños, y hoy el apellido de su familia está presente en los campos internacionales y convirtiendo goles.
– ¿Quiénes juegan en el Zamora?
– Conmigo juega el que se lo merece, no quien me pongan a dedo. Cuando llegamos, ninguno pensaba en irse al exterior, y ahora todos quieren irse porque ven como espejo a Pedro Ramírez. Si fuera por lo que dicen los demás, este equipo no hubiera sido Campeón, este equipo no tuviera siete puntos, y no cobrara al día. Esto ha sido trabajo del cuerpo técnico, personas como “Pájaro” Vera, Mauricio Lazzaro, Carlos Rojas. Yo me caso con la gente que está con nosotros.
– ¿Descubre jugadores?
– No descubro. Simplemente llegan con talentos y solo hay que pulirlos, asesorarlos, darles a entender que por algo uno trata de ayudarlos, y no solo con palabras. También hay que darles herramientas, en prácticas, con videos, para que se puedan convencer.
Los jugadores, con una sonrisa, y al mismo tiempo serenos ante las realidades a las que deben enfrentarse, llegaban uno a uno a sus respectivas habitaciones, pues la concentración debe continuar por más que el triunfo merezca disfrutarse un poco más.
– ¿Normalmente, jugar en Brasil para un equipo venezolano es una derrota. ¿Cómo asume la posibilidad de un triunfo?
– Siempre hay una primera vez. El enemigo del Zamora somos nosotros mismos, por la misma experiencia que no tienen de enfrentarse en un escenario que jamás han visto, y que eso puede pasar factura, pero que a medida que los partidos han transcurrido, han ido tomando la madurez.
– Siempre mencionó con el Caracas que el objetivo debe ser un Mundial de Clubes, algo que se obtiene ganando la Libertadores. ¿Lo mantiene?
– Ese grupo del Caracas (2009), creo que estuvimos muy a punto de hacer historia, sabemos que acá no tenemos esa jerarquía y calidad de jugadores. Las emociones no la debemos llevar tan lejos. Hay que ser sinceros y realistas y saber manejar lo que tenemos.
Barinas es una ciudad particular, y sobretodo, llena de tranquilidad. En las aceras se apuestan familias al descanso y conversaciones entre vecinos. En algunas esquinas se palpita el ofrecimiento de la comida característica de la ciudad acompañado de una buena música llanera y a pocos metros de La Carolina. Todos tratan de escapar del vapor que se riega en la ciudad, un calor que no ha podido desaparecer ya que la lluvia no se ha asomado por largos meses. En el aeropuerto, más pequeño que un avión, te reciben con la invitación especial de conocer a los héroes del Zamora. La ciudad le agradece a Sanvicente.
– ¿Está contento en Barinas?
– Sí. Casi voy a tener dos años acá, que rápido se va. Vine para que cuando se hable de fútbol, hablen del Estado Barinas, y que cuando se refieran del fútbol nacional, se refieran al Zamora. Me considero un barinés más a donde vaya, porque acá desde que llegué lo que he recibido es cariño, y yo creo que cuando un ser humano recibe cariño, jamás se podrá olvidar de un estado que ha tratado de maravilla. Quien me conoce sabe que soy un agradecido y creo que el Estado Barinas es para mí lo mejor que me ha pasado en mi carrera.
– Hoy lo pude observar agradecer a las gradas con el escudo en la mano.
– La gente te va contagiando día a día por todo lo que ocurre. Este es un equipo muy económico y cortico, pero que deja todo en la cancha. Las estadísticas indican que es el equipo más barato en los últimos tres años de la Copa Libertadores, donde ahora se va a enfrentar el más barato con el más caro en la última fecha. Imagina, soy un guayanés que salió a convertirse en caraqueño y ahora agarra la nacionalidad barinesa, de los llanos.
– Guayanés, caraqueño, barinés… solo falta completarlo con la selección ¿no?
– Yo creo que se está dando todas las cosas para que uno no llegue. Por el silencio, por los nombres que se están colocando.
– ¿Pero sabe que dentro de la Federación y selección, hay gente que desea que llegue?
– Tengo gente que quiere, pero amanecerá y veremos. Seguiremos trabajando, pero lo que estoy claro es que el contrato de “Chita” termina en mayo.
La ilusión de Noel Sanvicente por La Vinotinto, como bien ha hecho notar a GradaDigital.com, se mantiene intacta. El estratega ha tenido el respaldo de la afición que lo ha visto dar la vuelta muchas veces, que ha recibido su compromiso por los clubes a los que ha representado, y que además festejó con ellos. Asumió como estratega del Caracas FC en la temporada 2001-2002 a falta de cuatro juegos, y todo ha dado un giro hacia arriba.
– ¿Qué tanto ha cambiado en su carrera como entrenador?
– Errores tenemos cada día. Lamentablemente en el fútbol dos más dos no es cuatro. Soy una persona más tranquila en las declaraciones, pues trato de tomar unos minutos antes de declarar, y eso te lo va dando la experiencia y los años. Uno siempre se equivoca analizando, para bien o mal, algo normal en el técnico. Lo bueno es que el fútbol siempre te da revancha. Que si uno se equivoca, sea lo menos posible. Tratar de poder tener y dar las herramientas adecuadas al grupo donde se trabaja.
– ¿Y este recorrido le ha hecho saber quiénes son sus verdaderos amigos?
– Los amigos son pocos. Amistades tengo muchísimas. Cuando digo amigos es el compartir con la familia, salir, ir a la playa, cenar. Trato de estar siempre solo, y yo celebro con lo que más quiero que es mi familia. Mientras que el fútbol te da esa amplitud de tener muchas amistades. He ganado bastantes amistades en Barinas, sobre todo los fanáticos. Mis emociones son con ellos, gente que trata de no tomarse un refresco para venir a apoyarnos.
– Nos dieron el dato, ya son 25 años de su debut con la Selección de Venezuela como jugador
– No recordaba. Sé que tuve el partido amistoso en Maturín, y el entrenador era “Mendocita”. No recuerdo mucho, solo que jugué contra Paraguay allá.
– ¿El deseo es volver como DT?
– Esperemos que la vestí (La Vinotinto), ahora la pueda volver a usar. Simplemente hay que estar tranquilo. Lo que va a ser de uno será de uno. Si no es ahorita será después, sino es en tres meses, es en un año, yo me considero joven, seguiré trabajando para poder llegar o poder irme afuera.
Sanvicente siguió a su habitación, el destino no era más que otro que observar la repetición del encuentro de sus muchachos ante Nacional. Ver las buenas jugadas, lo que se planificó y se cumplió, los errores que se cometieron y deberán corregir, revivir la alegría de la gente, y descansar para que en el nuevo día, el trabajo siga siendo la razón para triunfar. Así se marchó el héroe de su hogar y de la cancha.
Barinas, 25 de marzo de 2014