Miguel Vallenilla – ¿Qué decir de este día?. Un ídolo pone punto y final a su carrera como jugador activo. Una figura dentro y fuera de la cancha que hizo que este deporte fuera más reconocido. Alguien que inspiró a muchos, incluso a aquellos que no se dedicaron a la actividad.
¿Cómo pretender aceptar este momento?. Simplemente agradeciendo. Se dice que los jugadores pasan, pero quedan las instituciones. No soy fiel creyente de un dicho que es tan adverso a mi propia experiencia desde una grada. Forjaste el crecimiento de terceros. Poniendo tu alma, tu profesionalismo, tu sabiduría, tu experiencia. Así como creciste, hiciste crecer a muchos.
A este deporte a veces es difícil quererlo. Pero hay personas que hacen lo posible por brindarle el respeto que ellos mismos han sentido que merece. Hoy han pasado casi quince años de aquel día en que visualizaba tu figura impreso en una invitación a un juego destacable. ¿Qué iba a pensar que la curiosidad de observarte en persona tras ver lo que imponías en pantalla, fuera tan determinante?.
Añoro esos años. Esos días en que además de mi cámara, pude gritar sus goles, festejar sus triunfos, admirar sus esfuerzos, aplaudir sus logros y hasta compartir esos dolores que se adueñan de uno como si le pertenecieran. Es que fuiste una figura inigualable. Forjaste tu estilo en algo desconocido en este territorio, para ser además de un atleta, un embajador de esta disciplina, y estampar tu apellido en las camisetas de los fanáticos. Es que, eras el primero en llegar y el último en salir.
¿Sabes lo orgulloso que me siento de haberte seguido? ¿Sabes los sentimientos que me generaron tus triunfos?. Gracias. Muchas gracias. Te has convertido en una figura inigualable en un deporte que muchas veces te puede decepcionar más que alegrar. Agradezco a la vida el poder haberme encontrado con la oportunidad de observar tu carrera, vivirla de cerca, y que me concedieras la oportunidad de tener tu amistad. Cada vez que veía una posibilidad, quería estar en la cancha para continuar observándote. Siempre pudiste reflejar que tu calidad se mantuvo intacta a donde fuiste, y siempre sentiré la tristeza de no haberte observado partir de la mejor manera en donde te conocí.
¡Vamos Rey!… recuerdos que no se borrarán. ¡Golaaaazooo!. Que gran día. Te agradezco por haberme regalado los días más felices que tuve en esta actividad. Guardaré con orgullo cada obsequio que me has dejado, y repasaré con mis seres queridos, en mi futuro, todo lo que significaste en este fiel seguidor y alguien que te admiró, tanto desde las gradas y como detrás de una cámara.
Gracias José Manuel Rey por todo lo que entregaste, y seguirás entregando ante mi eterna admiración.
Ídolo eterno.