Miguel Vallenilla, San Petesburgo – ¿Cómo es el ritmo de trabajo de un profesional de la comunicación, sea a través de la televisión, prensa escrita o reportería gráfica en una Copa del Mundo? Esta es una vivencia que quizás se tienda a desconocer y no tenga el valor que conlleva.
Los viajes dentro del país sede son interminables, mucho más cuando el reportero debe cubrir diferentes encuentros, todos distribuidos en el país sede, e incluso en la ciudad capital que ostenta con dos estadios para el Mundial. Pero, en este punto, es un gran acierto la cooperación que tuvo el gobierno ruso en conjunto con la FIFA, y la opción del “Free Ride”, una tarjeta de color rojo que debe ser portada en la credencial de cada trabajador. Esta tarjeta le permite a todos los acreditados por la FIFA, al libre acceso a los medios de transportes de la ciudad de Moscú y sedes restantes. Tomar un tren para llegar a otra ciudad, es habitual, por lo que para un reportero este tipo de aporte ha sido muy importante en la tranquilidad para el cumplimiento de su trabajo.
También es parte del día a día la angustia de la búsqueda de un lugar en cada partido. Portar una credencial no es sinónimo de poder acceder a la tribuna de prensa, cabinas de prensa o campo de juego. Para esto, es necesario un proceso que inicia en internet donde se debe realizar la solicitud de cada encuentro, y esperar por la aprobación o no por parte de la FIFA. Si la opción es la tribuna, tendrás una vista amplia del estadio, y si la opción es el campo de juego, el fotógrafo deberá tener la habilidad para cargar con gran cantidad de kilos en equipos, ubicarse lo mejor posible entre tantos lentes, y la rapidez para el envío de su material al instante.
Las mejores opciones siempre la tendrán los profesionales nacidos o que representan a un medio del país de uno de las selecciones participantes. Luego vendrá el resto en orden de prioridades. A estas alturas, las mejores opciones la tienen los europeos, por encima de los medios de países participantes, pero ya eliminados.
Alguna vez llegué a escuchar en un programa de televisión, que es cierto que el deportista debe ser un atleta para cumplir las exigencias de la alta competencia, pero que reconocían que el periodista debe tener una gran capacidad física e intelectual para cumplir con un ritmo de trabajo mucho mayor desgastante que la de un atleta.