Miguel Vallenilla – Cuando la selección de Venezuela Sub-17 se coronó ante Paraguay en el Sudamericano de esa categoría, no solo festejó el primer título, sino también la satisfacción de derrotar a las anfitrionas. Fue un 7-1 contundente, algo que buscará repetir la talentosa Deyna Castellanos ante Costa Rica y demás equipos.
“Tal vez ese fue nuestro mejor partido. Quién iba a imaginar que ante el anfitrión íbamos a ganar así. Es algo que en lo personal nunca se me va a olvidar, ver a ese público de pie, y que cuando nosotras hacíamos gol se quedaban en completo silencio, era el silencio más rico que uno podía no escuchar”, expresó Deyna cuando le consultamos sobre la posibilidad de vivir algo parecido en Costa Rica. “Buscaremos hacer gol y que el público se quede callado”, agregó.
Deyna, con apenas 14 años y diez meses, representa a la Escuela de Juan Arango, y ha venido convirtiendo sus sueños en realidad. “No me imaginé lo que vivo actualmente, pero lo soñé. Siempre le decía a mi mamá que quería representar a mi país en un Mundial, en algo importante”. Ella tiene la satisfacción de que su madre, quien le ha brindado apoyo desde muy pequeña, se encontrará en las gradas para apoyar a su hija. “Al menos estará para la Primera Ronda, eso es otra motivación para mí, que ella pueda estar en las gradas y capaz pueda hacer un gol y decirle que es para ella”.
Ser campeona en el Sudamericano que les dio el boleto al Mundial, ha sido algo gratificante, el cual ha contribuido a que Deyna se convierta en una figura del fútbol femenino. “Hoy muchas personas saben quién soy. Es increíble, me piden fotos; una vez estando en casa de una amiga, una persona me preguntó si era Deyna, y si me podía tomar una foto”. Con estas historias que son asombrosas para ellas, y que de a poco se van acostumbrando, reconoce que “no podemos dar un paso en falso porque somos ejemplo de muchas niñas. Hemos tenido claro que somos figuras públicas, que debemos hablar bien, estar presentables, sabemos que somos un ejemplo”.
El debut ante Cosa Rica representa un mar de emociones para la delantera. “Estamos muy emocionadas, ansiosas de llegar a esta responsabilidad después de tanto trabajo que empezamos desde la meta del sudamericano en Paraguay, es algo inexplicable. Estar en la inauguración uno lo ve como algo de otro mundo. Representar a tu país es algo muy importante”. Cuando miramos hacia atrás, Deyna recuerda que en el módulo de preparación estuvieron más de 140 niñas, así que “somos privilegiadas de ser las elegidas. Estamos motivadas física y mentalmente”.
Para alcanzar esta oportunidad, el sueño de ser futbolista inicia al apoyar a su hermano. “Él es mi guía, está en el mundo del fútbol y siempre es bueno tener su consejo, quien ha visto las cosas desde otra perspectiva. Es mi ídolo”, y es que gracias a él, el fútbol llegó a sus pies. “Cuando tenía cinco años lo fui a acompañar. Yo me puse a jugar y el profesor Jorge Herriera habló con mi mamá, que me podían enseñar. Mi hermano tenía doce años”, recuerda. Para ella, ha sido satisfactorio saber acompañar el fútbol con los estudios. “He tenido claro que debo llevar mi educación con el fútbol, porque sé que el fútbol no me durará siempre”.
Uno de los objetivos individuales será demostrar su talento, al reconocer que en las gradas pudieran estar scouts observándolas. “Que haya uno y te diga que te quiere, es algo de lo que busco. Me gustaría representar a mi país en un club en el extranjero”. Para ella, esto no representa nervios, pues “más que temor es una motivación, porque es lo que uno quiere y aspira”.
Representar a la Escuela de Juan Arango es posiblemente representar al jugador más importante que ha tenido el país, algo que ella ha sabido aprovechar cuando ha compartido con el mediocampista del Borussia Mönchengladbach. “Estuve con Juan repartiendo regalos a los niños del Hospital Central de Maracay, y me dijo que tuviera humildad, divirtiera, y que cuando esté en la cancha echara pa’ lante”. La confianza ha sido vital para ella y todas las jugadoras. “Fue una preparación buena y exitosa. Viajamos a Colombia y a México, con resultados buenos y regulares, enfocados en prepararnos físicamente al clima que nos encontraríamos en Costa Rica”.
Su alegría no se oculta al saber que el país podrá observarlas a través de televisoras que acordaron transmitir los encuentros, lo que ella considera un trampolín para por unos momentos, darle una satisfacción a un país que atraviesa momentos complicados. “Esto es para darle un poquito de alegría. Nosotras también tenemos nuestras preocupaciones, y el fútbol nos hace ser profesionale”. Y es que considera que física y mentalmente, se encuentran preparadas. “Todos los días lo hemos aprovechado al máximo. Lo que no se trabajó en Venezuela ya no se puede trabajar en Costa Rica”.
Bajo la conclusión de que el fútbol no es solo para hombres, Deyna recuerda que “sudamos la camiseta hasta mas no poder. Sabemos que las ticas son rápidas, bajitas y hábiles. Las de Zambia son fuertes, tienen músculo hasta en las cejas, y las de Italia tienen jugadoras bastante altas y hábiles, pero con el favor de Dios, vamos a lograr lo mismo que hicimos en Paraguay”.