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COLUMNA | Derecho de admisión: una medida «saludable» dentro de un fútbol sin garantías

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Miguel Vallenilla – Dentro de poco, se cumplirán tres meses de la muerte de Roberto Vidoza. Un aficionado del fútbol, específicamente del Deportivo Lara, que perdiera la vida increíblemente en un día dedicado al fútbol. ¿El contexto?. No vale ni importa si fue dentro o fuera del campo de juego. Se perdió una vida y desde ese día, no ha ocurrido nada para evitar futuros momentos fatales.

El fútbol venezolano carece de garantías, y realmente no es una simpleza pensar que es así. Es riesgoso ir a un estadio de fútbol. Los encargados de los clubes poco hacen para mantener sus recintos aptos, y cuando uno llega a estos escenarios, es posible encontrarse con escombros, alambres sueltos, desagües, gradas de metal oxidadas etc.

Si a esto le sumamos el “fanático” que tiene como objetivo la batalla contra su “adversario” en una disputa tanto en gradas como fuera de esta, dejando a un lado el fin de apoyar y alentar a su equipo, nos encontramos con un estadio más que zona de riesgo.

La seguridad no tiene manera de controlar desmanes, no están preparados y los encargados de este fútbol no han hecho nada por educarlos. Muchas veces estos mismos se encargan de empeorar cualquier revuelta. Sin ir muy lejos, Vidoza fue asesinado por el errado manejo del arma de fuego perteneciente a un funcionario mientras transcurría una batalla entre afectos al club visitante (Lara) y el local (Portuguesa).

Las medidas de la CTN de la Federación Venezolana de Fútbol son un claro ejemplo de falta de coherencia y alejados a la búsqueda de soluciones leales. Mientras el Deportivo Petare debe jugar a puerta cerrada por los desmanes de fanáticos externos a los clubes involucrados en un juego que definía el título (Petare – Trujillanos), esta permite abrir las puertas del José Antonio Páez, en donde falleciera Vidoza. No hay que olvidar que hasta los mismos delegados de la FVF se han permitido declarar conocer de los hipotéticos actos de violencia (como sucedió en la reciente definición) tras haber recibido contacto de los que han violentado estos escenarios.

Y mientras yo en pleno campo de juego observo la definición del título de la Copa Venezuela en Valera, debo correr por mi equipo de trabajo para evitar algún hecho lamentable al observar que gran parte de la afición saltaba al campo de juego ante la vista gorda de la seguridad. Por suerte, la afición de Trujillanos FC se comportó correctamente pese a este suceso. Pero… ¿si eran otros equipos los que se enfrentaban? ¿Si hubiese sido un Caracas – Táchira que es calificado por la FVF de «alto riesgo»? ¿Si con solo un fanático que porte un objeto peligroso se descarrila todo?

Y con todo y esto, hay quienes lamentan la medida del “derecho de admisión” que han tomado diferentes clubes para no permitir a los aficionados visitantes. Es cierto, no es la medida positiva. Es cierto, estos deberían trabajar en mejorar la atención al fanático, en garantizar un espectáculo sano. Pero si entre la incapacidad se reconoce la incapacidad, al menos esta decisión disminuye un poco los riesgos en un fútbol que de por sí no debería permitirle fanáticos, locales y visitantes, a un estadio de fútbol. Una vida vale más que un grito de gol.

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