Luis Miguel Pascual. EFE – Toda nave, si quiere llegar a buen puerto, necesita un timonel. La generación dorada del fútbol belga, tantas veces anunciada como una de las favoritas, tantas veces denunciada como la decepción de los campeonatos, parece haber encontrado al suyo en la figura de Eden Hazard.
El jugador del Chelsea, de 27 años, logró frente a Túnez abrir su cuenta personal de goleador en un Mundial, tras siete intentos fallidos que saldaron con un doblete, lo que le valió ser elegido jugador del partido.
«Le metimos tres goles a Panamá y hoy le metimos cinco a Túnez. Y sí, creo que estamos en un buen estado de forma. Ojalá sigamos así», afirmó el futbolista.
Pero, más allá de su olfato, que no le falta, el ’10’ de los belgas afianzó su condición de líder en el césped, que suma a la de capitán y patrón fuera del terreno de juego.
Un papel, una presión que no parece pesarle, que asume con la calma de quien cree en sus opciones, en su destino.
«Siempre he dicho que soy un líder en el campo. Y fuera, aunque es verdad que no me gusta mucho hablar. Pero cuando lo hago la gente me escucha», aseguraba hace unos días el jugador al diario ‘L’Équipe’.
Un liderazgo que necesitaba una selección a la que se le ha puesto cara de favorita, porque por fin ha encontrado un entrenador capaz de encauzar su talento y porque sobre el césped tiene un timonel.
Su personalidad, su habilidad en el terreno de juego y el fútbol que practica le convierten en el jugador idóneo para dirigir a una selección plena de talento, que ha resuelto con goleadas sus dos primeros compromisos mundialistas.
«Creo que llevar el brazalete de capitán me otorga una responsabilidad suplementaria, que tengo que servir de ejemplo. Pero creo que también es una gran experiencia, que me hará crecer», afirma el futbolista.
Con el paso de los partidos, Hazard ha ido cobrando peso en la selección belga, que se clasificó para el Mundial sin perder ningún partido y con el mejor ataque de Europa, 43 goles a favor, los mismos que Alemania.
Inconformista, el jugador del Chelsea sabe que esos datos no sirven para nada si el equipo no es capaz de superar a las grandes selecciones del mundo.
En 2014 perdieron frente a Argentina en octavos de final cuando todo el mundo esperaba su gran salto. Pero fue en la Eurocopa de hace dos años cuando quedaron eliminados en cuartos por Gales, lo que supuso un traumatismo para el país y desembocó en el relevo en el banquillo.
Un cambio que benefició al jugador, que no oculta que se siente más cómodo en el esquema 3-4-2-1 del preparador español que en el 4-3-3 de Marc Wilmots, porque le libera de más tareas defensivas y le permite tener más libertad en toda la zona de ataque belga.
«Creo en un sistema en el que cada uno tenga claro lo que tiene que hacer y no se diluyan sus funciones», afirma Martínez, encantado con el rendimiento de sus atacantes.
Lecciones extraídas también de sus fracasos anteriores. Hazard tiene todo eso apuntado en su particular historial. Ambicioso, siempre en busca de mejoras, el futbolista cree que ha llegado el momento de Bélgica.
«No podemos decir que seamos favoritos, pero si se nos dan bien las cosas tenemos jugadores de mucha calidad que están en grandes clubes. Podemos ganar a cualquiera», asegura.