Ron González. EFE – Ilusionados por quedar a las puertas de su primera gran gesta, el Mundial Sub-20, pero decepcionados por perderse otro Mundial de mayores y las denuncias de corrupción en partidos en la Liga local, los venezolanos vieron como 2017 se transformó en un año agridulce para su fútbol.
Un año que arrancó dulce y cargado de esperanzas, cuando la Vinotinto Sub-20 alcanzó la final del Mundial de Corea del Sur, un hito histórico para este país.
Y pese a que cayeron por 0-1 en la final ante Inglaterra, los ‘chamos’ del seleccionador Rafael Dudamel, que lucieron con orgullo la medalla de plata tras el acto de premiación, fueron recibidos como héroes por los venezolanos.
Fue la mejor noticia en la historia del fútbol venezolano, que aún sigue muy lejos de potencias regionales como Argentina y Brasil.
Con todo, es lamentable que el delantero Jan Hurtado, uno de los integrantes de la platilla juvenil que se colgó la medalla de plata, esté a punto de una suspensión de dos años tras diferencias con su club, el Deportivo Táchira.
Pero el logro mundialista, y las nominaciones de la habilidosa Deyna Castellanos a los premios ‘The Best’ a la mejor jugadora y al Puskas a la mejor diana del año, son apenas los únicos momentos destacados para el fútbol venezolano.
El balompié venezolano resultó afectado por la muerte de dos jóvenes promesas en medio de las protestas contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro que sacudieron al país por cuatro meses y que se saldaron con más de 100 decesos y miles de heridos.
Los jugadores Énder Peña, del Lotería del Táchira, y José Gustavo Leal Villasmil, del Fundación Deportiva Puente Real, perdieron la vida cuando se manifestaban en las calles del estado de Táchira, fronterizo con Colombia.
El presidente de la Asociación Única de Futbolistas Profesionales de Venezuela, Juan García, dijo en su momento estar «destrozado y triste» por estas dos muertes.
La Liga resultó afectada por denuncias de amaños que la federación aseguró estar investigando, pero cuyos resultados aún se desconocen.
Márquez señaló que los arreglos de partidos son difíciles de detectar y tratar en cualquier liga, pero que en la venezolana, donde en algunos casos «el premio por ganar es inferior al premio por perder», aún más.
La Vinotinto quedó por fuera del Mundial de mayores, el número 14 al hilo, al terminar en el último puesto en las pasadas eliminatorias sudamericanas.
Sin embargo, la paulatina renovación del equipo, que en las últimas jornadas se las arregló para sacar empates a Colombia, Argentina y Uruguay, y ganar a Paraguay en condición de visitante, volvió a generar esperanzas en el país deportivo, que ahora tiene una nueva meta: el Mundial de 2022.
Uno al que Wuilker Faríñez, Adalberto Peñaranda y Yangel Herrera, miembros de la mejor generación de futbolistas venezolanos, mira con ambición y la seguridad y el desparpajo que les otorgan su juventud, pero también su probado talento.