FIFA.com – A simple vista, desde la tribuna, Yeferson Soteldo parece un niño pequeño peleando contra gigantes. Sus 158cm parecen endebles ante los 183,5cm de promedio que tiene la defensa alemana. Pero dentro del campo, el 10 de Venezuela, no es un niño para los grandotes: es una pesadilla.
«Tenían una buena estatura casi todos pero me gusta ser pequeño porque a ellos les cuesta agarrarme. En el momento que yo arranco a ellos les cuesta más», le dice a FIFA.com tras ser una de las figuras del resonante triunfo venezolano por 2-0 en el debut de ambos en la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA República de Corea 2017.
Soteldo no marcó, pero principalmente en el segundo tiempo volvió locos a los marcadores desde su posición de enganche. «En tres cuartos de cancha es en donde es difícil que me paren. Trato de recibir de frente al arco. Es mucho más difícil agarrarme así que cuando estoy de espaldas».
En el primer tiempo le costó el partido por los 28ºC que sobre el césped parecían más de 30ºC. «El clima no me ayudó mucho, me sentía muy cansado. Cuando agarraba la pelota me llegaban dos o tres y no tenía cómo pensar. En el camerino hablamos cuando terminó el primer tiempo, en el segundo me refresqué un poco y nos salieron mejor las cosas».
Yeferson solía jugar más por las bandas, principalmente la izquierda por su condición de zurdo. Pero entre Rafael Dudamel y Miguel Ponce técnico de su actual club, Huachipato de Chile, centraron su posición para minimizar sus desventajas físicas, evitarle recorridos largos y hacerlo letal.
«En el uno contra uno es muy difícil de contener por su explosividad. Hemos hecho énfasis en enseñarle a jugar en la zona de creación, donde puede generar más sociedades y hacer jugar al equipo. Él va entendiendo dónde puede generar duelos y dónde no puede generar duelos. Su presencia potencia a todos», le explica el seleccionador venezolano a FIFA.com.
El miedo, el mal camino y la ambición
El 10 todavía está mejorando físicamente tras estar a punto de perderse el Mundial por una falta bestial recibida en el campeonato chileno hace un mes. «Mis lágrimas cuando me pegaron la patada fueron porque tenía miedo de perderme el Mundial pero por suerte Dios es grande, está siempre conmigo y me pude recuperar».
Hubiese sido una gran injusticia para él no jugar su primer gran torneo internacional, más allá de que ya disputó tres partidos de las eliminatorias sudamericanas a la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018™ .
Soteldo nació en 1997 en un barrio de Acarigua llamado ‘El Muertico’. El deporte le salvó la vida. «Vengo de un barrio muy peligroso. Cuando tenía 11 años había tomado un mal camino pero por suerte el fútbol me salvó de ser un delincuente. El fútbol y vestir la camiseta venezolana es lo que más me ha rescatado».
Durante la ejecución del himno en la sofocante tarde de Daejeon se lo vio emocionado. «Estar en un Mundial es un sueño para mí». Pero si puede aterrorizar gigantes no va a quedarse sólo en eso: «Nosotros nos pusimos una meta, quedar campeones».