Claudia Aguilar Ramírez. EFE – Desde que asumió como seleccionador de Venezuela el 1 de abril de este año, Rafael Dudamel se impuso una meta: hacer que los jugadores volvieran a confiar en sí mismos.
Y vaya que han aprendido la lección, pues dieron un repaso de confianza y convicción en el Grupo C de la Copa América Centenario en el que avanzaron como segundos por detrás de México, sacando del camino a la otrora poderosa Uruguay y a Jamaica. La Vinotinto, desde que Dudamel la entrena cambió de cara.
Se ha renovado con las ideas y el planteamiento de un entrenador que apenas empezó su carrera en el banquillo en 2010 con Estudiantes de Mérida, pero que cree ciegamente en su trabajo.
Una muestra de la gallardía, el buen fútbol y el pundonor de la Vinotinto se vio el lunes en el estadio NGR de Houston, Texas, ante unos 67.000 espectadores que fueron a ver a México y terminaron aplaudiendo también a Venezuela.
El Tri sufrió durante setenta minutos antes de empatar 1-1 con la Vinotinto que llegó al torneo como ‘el patito feo’ de Sudamérica, tras la mala campaña en la eliminatoria rumbo al Mundial 2018, en la que es colista con un punto, pero que en Estados Unidos escribe un capítulo diferente bajo la batuta de Dudamel.
Con un gran gol de media volea, el defensor José Manuel Velázquez le dio la ventaja a Venezuela, pero el mexicano Jesús Manuel Corona culminó en el 80 una espectacular jugada personal para establecer el empate.
Dudamel, que estuvo bajo los tres palos de catorce equipos en su etapa como jugador cuando le apodaban ‘El Libertador’ y compitió en cuatro copas América con Venezuela, espera que la Vinotinto siga con esa fuerza para aspirar a un lugar en el pedestal del continente.
Sin temores, como hasta ahora, los venezolanos esperan por el choque de cuartos de final. «Si es Argentina, Chile o Panamá lo jugaremos con dignidad, entrega y pasión. Respetaremos al rival, pero nos esforzaremos y sacrificaremos para buscar el triunfo», ha dicho. De eso, con esta Venezuela, ya no quedan dudas.