EFE – Los escándalos de corrupción en la FIFA y la Conmebol golpearon con saña a la Federación de Chile y precipitaron la renuncia de su presidente, Sergio Jadue, que viajó apresuradamente a EE.UU. para colaborar con la justicia de ese país a cambio de una rebaja en la condena.
El martes pasado, mientras la selección de Chile naufragaba frente a Uruguay en Montevideo (3-0), Jadue arribó al aeropuerto de Santiago escoltado por la policía y con el rostro desencajado para abordar un avión rumbo a Miami junto a su familia.
El dirigente murmuró ante la nube de periodistas y cámaras que lo acechaban que se iba de vacaciones por un par de meses, pese a las extrañas circunstancias del viaje y que ya se había filtrado en la prensa que su billete de vuelta tenía fecha para mayo de 2016.
La mediática huida de Jadue, de 36 años, puso el punto final a su etapa como presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) de Chile y estableció el comienzo del periplo judicial que enfrentará en Estados Unidos.
Muy lejana parece la postal de Jadue en julio pasado entregándole al arquero Claudio Bravo el trofeo de la primera Copa América que Chile ganó en su historia, y aún es pronto para saber si este descalabro institucional puede poner en duda la continuidad del argentino Jorge Sampaoli como seleccionador.
Pasajeros del vuelo en el que viajó al ahora expresidente de la ANFP relataron a la prensa chilena que Jadue y su familia bajaron del avión antes que el resto y fueron recibidos en la puerta de la aeronave por agentes del FBI.
Fuentes conocedoras del caso citadas por el diario El Mercurio sostienen que Jadue decidió declararse culpable de haber recibido sobornos en una de las investigaciones por irregularidades en la Conmebol y cooperar con la justicia de EE.UU. para atenuar el castigo que recibirá, que podría ser de entre tres y cinco años de libertad vigilada.
Al parecer, Jadue fue delatado por otros implicados en la trama que ya han sido imputados o extraditados a EE.UU., como el empresario argentino Alejandro Burzaco, dueño de la compañía acusada de pagar sobornos, o el uruguayo Eugenio Figueredo, exvicepresidente de la FIFA y expresidente de la Conmebol.
Jadue sigue un camino parecido al de Luis Bedoya, que dejó abruptamente la presidencia de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) y viajó a EE.UU. para colaborar con la justicia, aunque su nombre no ha sido citado en las investigaciones de este caso.
Todos están involucrados en las corruptelas que investiga la fiscal general de EE.UU., Loretta Lynch, particularmente en una arista que incluye el pago de sobornos a los presidentes de las federaciones sudamericanas y a dirigentes de la Conmebol.
Las presuntas coimas fueron pagadas por Datisa, una firma creada para unir los intereses comerciales de las empresas Traffic, Torneos y Competencias y Full Play en 2013, para asegurarse los contratos de comercialización y los derechos de televisión de las Copas América de 2015, 2016 (Centenario), 2019 y 2023.
El castillo de naipes de Jadue comenzó a desmoronarse el jueves de la semana pasada, cuando fue abordado por los periodistas en el aeropuerto de Santiago después de un viaje a Brasil del que no informó ni a sus colaboradores más cercanos.
Unas horas más tarde el entonces presidente de la ANFP se ausentó del partido de Chile ante Colombia (1-1) en el Estadio Nacional y la federación explicó que Jadue había tomado una licencia médica de 30 días que lo alejaría temporalmente del organismo.
Este miércoles, con Jadue instalado en EE.UU., la ANFP oficializó su renuncia y la fundamentó en las explicaciones poco convincentes que entregó al directorio del organismo sobre los rumores de su implicación en los casos de corrupción.
Los acontecimientos de los últimos días han sacudido al país e incluso provocaron la reacción del ministro del Interior, Jorge Burgos, que lo resumió con una frase lapidaria: «Lo que comienza espurio, termina espurio».
El ministro se refería a la controvertida llegada de Jadue a la presidencia de la ANFP en 2011, después de unas elecciones que ganó el empresario español Jorge Segovia, que después fue inhabilitado.
Los presidentes de los clubes chilenos eligieron entonces a Jadue, presidente del modesto Unión La Calera, lo que precipitó la salida del entrenador argentino Marcelo Bielsa, quien adujo falta de confianza en el dirigente para dejar el banquillo de la selección chilena.
La ANFP convocará en las próximas semanas elecciones para elegir a un nuevo presidente con la necesidad de ventilar la casa del fútbol chileno e iniciar una nueva etapa de mayor transparencia y sin bochornos como los que ha protagonizado Jadue.