Jhonkarlos Guiñán (Prensa CA2015) – Su curriculum lo presenta como una de las peores Selecciones de la Copa América. De hecho, anteriormente se le conocía como la cenicienta del continente, precisamente por su bajo nivel y por ser el único de los países que integran la Confederación Sudamericana de Fútbol que no ha saboreado las mieles de la clasificación a una Copa del Mundo. Sin embargo, en los últimos años Venezuela mostró un crecimiento bastante significativo, un progreso que le ha permitido convertirse en un legítimo aspirante a la gloria.
Son muy pocos los momentos gloriosos de Venezuela en el rectángulo de juego, casi todos tuvieron lugar en lo que va del Siglo XXI. Todo comenzó con las cuatro victorias consecutivas sobre el final de las Eliminatorias rumbo a Corea-Japón 2002, cuando los dirigidos por Richard Páez lograron imponerse ante Uruguay, Chile, Perú y Paraguay. Una racha que habría sido intrascendente para otros países de mayor tradición futbolera, pero que a la Vinotinto le permitió abandonar, de una vez por todas, esa condición de perdedor crónico.
El crecimiento de Venezuela no se detuvo en el camino hacia Alemania 2006. Y si bien comenzó con algunas derrotas contra Ecuador y Argentina, la Vinotinto se recuperó con tres victorias consecutivas ante Colombia, Bolivia y Uruguay, siendo esta última la más importante de todas. La Vinotinto completó un partido perfecto en Montevideo, donde aplastó a la Celeste por el histórico marcador de 3-0. El Centenariazo marcó un antes y un después en la selección venezolana, pero no fue suficiente para ir al Mundial.
Posteriormente, Venezuela tuvo la oportunidad de albergar la Copa América 2007. Siendo el país anfitrión y con los grandes resultados obtenidos en las recientes Eliminatorias, el compromiso de la Vinotinto era aún mayor. Y si bien consiguió su primera victoria en la historia del certamen y logró clasificarse a los cuartos de final, la participación de los dirigidos por Richard Páez no dejó conforme a una hinchada cada vez más exigente. Tanto, que el entrenador renunció pocos meses después, luego de vencer a Bolivia en las Eliminatorias.
Ya no alcanzaban las victorias, había que ganar, convencer y conseguir el ansiado pase a la Copa del Mundo. Era el momento de pegar el salto. Y la Federación Venezolana de Fútbol consideró que César Farías era el indicado para conquistar ese gran objetivo. Desde su llegada al banco de la selección, la Vinotinto consiguió hitos impensables, como la clasificación al Mundial Sub-20 y la gran actuación en las Eliminatorias rumbo a Sudáfrica 2010, quedándose a dos puntos del Repechaje. El sueño parecía más cerca.
La ilusión seguía creciendo. La exigencia cada vez era mayor. Y mientras la mayoría tenía la mirada puesta sobre lo que sucedía en Sudáfrica, Venezuela inició un proceso de renovación sin precedentes en el país. Bajo la dirección de César Farías, la Vinotinto disputó 20 amistosos, en los que el entrenador ensayó cualquier cantidad de esquemas y probó a más de 60 futbolistas. Posteriormente, realizó una pretemporada en Dallas para llegar en el mejor estado de forma posible a la Copa América 2011.
El torneo en Argentina tenía una importancia tremenda para la Vinotinto, básicamente por ser el inicio del camino hacia el Mundial 2014. Después de más de un año de preparación, Venezuela sorprendió con un valioso empate sin goles en el debut ante Brasil. En dicho compromiso, los dirigidos por César Farías anularon las individualidades del Scratch, manejaron las fases del partido a la perfección, jugaron con una intensidad tremenda y mostraron personalidad con la pelota. Aquellas humillaciones quedaron en el olvido.
Posteriormente, en la segunda fecha del Grupo B, Venezuela venció a Ecuador por la mínima gracias al golazo de César «Maestrico» González. Con cuatro puntos en el bolsillo, la clasificación a los cuartos de final estaba garantizada. Pero la Vinotinto quería más, como sucede después de cada logro. Y fue por el primer lugar ante Paraguay en un partido de infarto, que lograron empatar sobre el final gracias al mítico cabezazo del portero Renny Vega que terminó en el gol de Grenddy Perozo en tiempo de descuento.
El juego de la Vinotinto iba creciendo conforme transcurrían los partidos. Atrás habían quedado las dudas, las críticas por las derrotas en los amistosos de preparación. Y en los cuartos de final se cruzó Chile, rival al que Venezuela venció 2-1 con los goles de Oswaldo Vizcarrondo y Gabriel Cichero. Los de Farías ganaron dicho compromiso haciendo uso de su arma preferida: la pelota parada. De esta manera, la selección venezolana, por primera vez en su historia, llegó a semifinales de la Copa América.
Ya no había límites. Lo único que pasaba por la mente de los venezolanos era llegar a la gran final frente al vencedor de Uruguay-Perú. Contra la Albirroja fue un partido inolvidable, de ida y vuelta, con ocasiones en ambas áreas. En la prórroga Venezuela sacó a relucir los resultados de la pretemporada en Dallas y rozó la victoria, pero el palo le negó el gol en dos oportunidades. Ya en los penales, los de Gerardo Martino se quedaron con la victoria por 5-4. La Vinotinto se tuvo que conformar con un cuarto lugar que sabía a poco pese a su importancia histórica.
La Copa América 2011 significó la confirmación del progreso de Venezuela en los últimos años. Sin duda, meterse entre los cuatro primeros del torneo de selecciones más antiguo del mundo es el hito más importante de la corta historia de la Vinotinto. Todo cambió después aquel certamen. Los de Farías afrontaron las Eliminatorias con una ambición nunca antes vista en la selección. Todo esto no les alcanzó para ir a Brasil, pero sí para ganarse el respeto de Sudamérica y dejar atrás, para siempre, el mote de cenicienta.
El próximo domingo 14 de junio, en Rancagua, Venezuela debutará en la Copa América 2015 frente a Colombia. Cabe destacar que el ciclo de Noel Sanvicente recién comienza, y la Vinotinto está en una etapa de transición hacia un estilo mucho más flexible y que busca ser protagonista con la posesión de la pelota. El contexto es completamente distinto al de hace cuatro años. No obstante, varios de los convocados estuvieron en la Copa América 2011 y saben de lo que es capaz esta selección que no hace otra cosa que crecer, crecer y crecer.