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Miguel Vallenilla, Río de Janeiro – Cada tanto segundo, en cada rincón del mundo, un nuevo ser humano hace su aparición a esta vida que conseguirá con muchas preguntas, pocas respuestas, y gustos que le servirán para recrear una personalidad hasta el fin de ese regalo llamado vida.
Todos, cada uno de ellos, eligen quiénes ser. Algunos arquitectos, otros doctores, algunos querrán ser profesores, diseñadores, abogados, o simplemente futbolista. Es ese el que se despierta con poca edad, enamorado de esa esférica que contagia para patearla, para embocarla en una red, y sentir el clamor de la familia y amigos. Es ese mismo deporte que le regala la madurez a quienes lo practican, claro está si estos deciden adoptarlo.
El ciclo de la vida los llevará a ser figuras, a portar un dorsal de peso, a brindarles esperanza a los más incrédulos. Cada país, cada cultura, cada escenario futbolístico, convive con los gritos de esos que admiran, aplauden, y posiblemente te terminen criticando. Es así como cada tanto tiempo, alguna competición de carácter trascendental les regala la posibilidad de hacerse conocer, de tomar la roca y convertirlo en oro.
Pero, ¿y si te equivocas?. Es lo más factible en un mundo donde resaltan muy pocos. Ayer, eras ídolo, y hoy te marchas como una decepción. Ayer te odiaban de una forma que el dolor llegaba sin razonamiento, y de repente has sido postulado con una estatua por convertirte en un clamor popular.
Es el Mundial el escenario que todos desean tener para convertir en historia las ilusiones de cada uno. Es allí donde las gargantas más nobles y críticas, determinan la calidad de futbolista, admiración o decepción que este pueda haber generado para su currículum en el futuro, ese que aún está por escribir.
Los escenarios esperan por cada uno, mientras que cada actor quiere llevarse la estatuilla de reparto. La fórmula del seleccionador será conjugar a todos estos individuos, con pasiones encontradas, al objetivo del equipo y alzar una Copa que termina siendo del mismo gusto de todo un país.
Neymar lucha por sacar adelante a su selección, Messi se reencuentra con el gol, Ochoa es portada en todo el Mundo ante la adoración de México, y hoy España pone final a su legado más admirado. Un día en lo más alto del podio, donde la cuerda siempre tambalea.
